Nao y su esposo heredaron la tradición de bañar a sus padres de su padre anciano. Sin embargo, la actividad de las dos personas está muy ocupada, el tiempo de la pareja ha terminado y la vida continúa. Un día, justo antes de que se cerrara la tienda, Takahashi era normal, que siempre venía, trabajando en un baño público. Nao está cerca porque pasa más tiempo con él que su esposo. El cuerpo, recordando el placer de hacer el amor mientras se siente culpable, goteando sonidos jadeando cada vez que apuñalaba en el palo de carne en el gran baño comunitario.
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